Mauricio Macri cometió el peor de los pecados originales: no tuvo respeto por la sociedad y, por ello y aconsejado por Jaime Durán Barba, se abstuvo de explicar qué explosivos a punto de estallar contenía el paquete que recibía de Cristina Kirchner. Por Enrique Guillermo Avogadro
Esta tendencia de la riqueza a crecer, a siempre desear más bienes, ha terminado en la sociedad de consumo actual, que está regida por la tiranía de la riqueza.
Asistiendo a las controversias entre liberales sobre comunicación del liberalismo a los no-liberales y estilos para ello (polémicas en las que nunca me ha agradado intervenir porque creo que no es demasiado conducente) diré ahora algunas pocas palabras.
Esta alocución que a continuación transcribo fue pronunciada el día de la Infantería Argentina, el 13 de septiembre del año 1982, después de la derrota de Malvinas, donde preferí volcar las virtudes militares a las glorias militares, y al leerlo podrán observar que esta coya, en ese entonces con el grado de capitán ya, hace 36 años se dio cuenta de la pérdida de estas virtudes militares por el cambio de sus opuestos y cambio del valor por la cobardía.
Termina un año complicado, lo ha sido en casi todo el planeta, en Argentina particularmente difícil. Difícil para la sociedad, difícil para el gobierno. Es tiempo de deseos, de hacer planes, de fijar objetivos.
La novedad que deseo comunicar aquí, es que los hombres también morimos; a los hombres también nos están matando. Y que en tanto no aceptemos que la violencia como tal es el problema que aqueja a nuestras sociedades, no podremos formular políticas públicas eficaces que nos aseguren a todos una vida segura.
La idea popular que la educación debe dirigirse a "hacer buenos ciudadanos" es particularmente tan nefasta como -lamentablemente- ampliamente aceptada, y se opone a la concepción liberal, por la cual la educación debe estar orientada a enseñar a pensar, y a encaminar al educando en esa dirección, y no a adoctrinar.
La Argentina es un país privilegiado…con vocación suicida. La naturaleza ha sido pródiga en dones de todo tipo, largos de enumerar. Un enorme territorio, el 8º del planeta y una larguísima costa marítima, rica en pesca.
El mito mapuche del paraíso perdido, a pesar de su manifiesta falsedad y por ello mismo, es fuente de un inagotable resentimiento para quienes lo creen, compatible con la prédica y el accionar de grupos anarquistas que, a su vez, dado que la anarquía es el ideal de los imbéciles y la antesala de la dictadura, sirven a los propósitos de la izquierda totalitaria.
Los "verdaderos presos políticos" son los acusados de haber cometido "delitos de lesa humanidad". Muchos están presos desde hace años sin sentencia firme que los condene como culpables.
Son tantas las señales de derrota a nuestro alrededor, que no sé por dónde empezar. Quienes me leen desde hace tiempo saben que siempre veo una luz al final del túnel. Y si no existe, la invento.
Es proverbial la hipocresía de políticos inescrupulosos e izquierdistas ante la resolución 956/2018 que dispone que el uso de armas letales es válido por parte de las fuerzas federales de seguridad en "defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o de lesiones graves" o "para impedir la comisión de un delito particularmente grave, que presente peligro inminente para la vida o la integridad física de las personas".
La “cumbre” del G-20 que convoca a los principales líderes políticos (aclaramos lo de políticos porque hay muchos otros tipos de líderes que no son de esta clase) y que se realiza en la República Argentina concentra la atención de los medios de todo el mundo. En muchos casos por admiración y en otros por rechazo a este tipo de conclaves.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, presentó un Protocolo de Seguridad en el cual se permitiría a las Fuerzas de Seguridad usar sus armas de fuego si la ocasión así lo ameritase. Sin gritar “Alto”. Y la reacción fue digna de Zaffaroni: ¡Qué horror, van a poder usar sus armas!
El lunes 26 de Noviembre el Auditorio del Senado de la Nación sirvió de marco para la lectura de una nueva proclama mapuche / tehuelche, encuentro al que asistí.