No es bueno que un presidente electo no hable con la prensa o con organizaciones de cualquier tipo, pero tampoco es bueno que hable demasiado. El que habla mucho termina diciendo lo que no quiere o lo que no debe decir. O dice una cosa el lunes y la desmiente el viernes.
Por Malú Kikuchi
Ver nota completa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario