El asesinato de Sheila Ayala. Un crimen sucio, brutal. Puede ocurrir en cualquier clase social, pero convengamos que en el universo despiadado de la pobreza tiene más posibilidades. Es que la pobreza degrada y corrompe, porque somete a los hombres al imperio salvaje de pulsión, el morbo y la muerte.
Por Rogelio Alaniz
No hay comentarios:
Publicar un comentario