Los pueblos no mueren ni se suicidan. Salvo el caso de Esparta que desapareció por su exacerbación estatista y belicista. Mayas y aztecas se integraron a nuevas civilizaciones y prodigaron a la humanidad buenas muestras culturales. De Esparta no quedó ni una mísera alfarería ni pensamiento relevante.
Por Ernesto Poblet
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