En su discurso en la fortaleza de La Cabaña, sede central de la Feria, la presidenta del país austral no habló de derechos humanos. Tampoco lo hizo en el resto de sus discursos durante su visita a Cuba. Ni se dio por enterada de que aquí hay disidentes, censura y presos de conciencia.
Por Luís Cino
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