viernes, 27 de febrero de 2009

Yapeyú

El deshonor con que se manipulan hombres y situaciones, solamente por mezquinos intereses personales, por rivalidades de conventillo, por competencias de poder, por una falta total de ética, ha llegado en estos días, a límites intolerables.

Por Maria Delicia Rearte de Giachino

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