domingo, 22 de junio de 2008

Semana agitada de los argentinos

Hace varios años que el pueblo argentino no disfruta de un día de la Patria en unión y patriotismo. Hemos presenciado solo actos vacíos de sentimiento nacional y solo cargado de resentimiento, desencuentro y partidismo que tampoco logramos entender.

Por Enrique A. Treglia

Los funcionarios y gobernantes no dan tranquilidad ni mensajes claros de idoneidad y buenos sentimientos para mejorar el humor de la ciudadanía, cada día mas desprotegida y desorientada.

Nuestra última alegría, en que recuerdo un verdadero sentimiento de unión y felicidad lo tuvimos cuando el seleccionado argentino ganó el mundial de fútbol en la Argentina. Las imágenes grabadas así lo demuestran y aún así se niega la realidad. ¿Somos un pueblo masoquista?.Un grupo de deportistas, dieron todo de sí para darle una felicidad al pueblo. Lamentablemente, un canal de televisión, hace pocos días nos tiró tierra encima de los mejores recuerdos, mediante una ridícula tergiversación, mancharon aquél recuerdo politizándolo y dándonos una nueva bofetada por haber sido felices alguna vez. ¿Es que no podemos tener una alegría?. Qué historia estamos ensañados de contar?, sesgada, parcial e incompleta siempre?. ¿Cómo se contará la de hoy?¿No tenemos miedo al juicio de otros?¿No nos damos cuenta el mal que nos hacemos?. Prueba de ello, comparto la carta de lectores de La Nación, del 21 de junio de Silvia Ibarzábal, víctima del terrorismo y del olvido. La indiferencia es peor que la traición.

Esta semana, al cumplirse un nuevo aniversario de la muerte de nuestro entrañable General Don Manuel Belgrano, héroe y arquetipo de nuestra argentinidad, modelo de virtudes cívicas y morales; ha sido en algunos programas radiales de baja calidad ética y procacidad manifiesta, vulgarizada su figura torpe y desconsideramente. Solo la señora presidente, en el acto de Hurlingham, relató sus bondades y virtudes. Olvidó las más destacadas de su vida como ciudadano político- soldado: su fervor católico y Mariano, por el cual rezaba diariamente el Santo Rosario con su tropa y que las escuelas que fundó, como bien relató la presidente, lo hizo con sus haberes donados a tal fin; muriendo en la total pobreza como modelo y ejemplo de todo argentino. Mientras tanto, se ha exaltado la triste y sombría figura de Ernesto Guevara, guerrillero internacional y asesino demostrado de los años 60/70.

La señora Presidente, no concurre a los actos centrales de las fiestas patrias, como una demostración del autismo político en que vivimos, pero proclama”tolerancia y unidad”; pero no lo practica =palabras vacías. Convoca a la Plaza histórica de la nación a personas ataviadas con banderas extrañas que nada tienen que ver con la respetada celeste y blanca, con un sol en el centro. Los alumnos no entienden si la “prometen” o la “juran” y cual es el espíritu por lo que lo hacen (nadie lo dijo). ¿No hubiera sido más lindo ver una Plaza de Mayo, llena de guarda polvos blancos de nuestros niños venidos del todo el país y que nuestra máxima autoridad les tome la promesa a la Bandera explicando los alcances de ella, como el “lugar de la concordia”, en vez de ver semanalmente a “los dueños de la plaza, con su rechinar de dientes?. Los ciudadanos, desde la suspensión del servicio militar obligatorio, ya no juramos la Bandera y con tantos emblemas, posiblemente ya no reconozcan cual es la nuestra. Juramos fidelidad a las personas, al dinero, a los “modelos” a los equipos de fútbol. ¿De la Patria, quién se ocupa?.

No contentos con esto, en el último partido jugado por la selección argentina en River, nos encontramos con un nuevo Himno Nacional, en donde se tocaron las estrofas finales o Coro, cosa de quitar lo que debería infundir cuando, cantado por todo el estadio, sonara para el local como un clarín, transmitiendo fervor; para la visita el rugir de un león dispuesto a atacar. En el campo de juego fue la exteriorización de nuestra actualidad: no un equipo; solo individualidades.

Don Manuel Belgrano, ¿habrá sentido esta pena, cuando despidiéndose de la vida exclamara con dolor: “Hay, Patria amada”?.

Hay muchos valores destacables de nuestra nacionalidad adormecida y olvidada por los ruidos “extraños” del momento Vivamos acorde a como pensamos y no pensemos acorde a como vivimos. La Patria lo necesita.

Enrique A. Treglia
LE 8604976

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